RAZONES PARA UN CAMBIO DE LA ACCION
POLITICA SOCIAL COMUNITARIA.....
ESPERANZA Y VOCACION DE SERVICIO HUMANISTA CRISTIANO
POLITICA SOCIAL COMUNITARIA.....
ESPERANZA Y VOCACION DE SERVICIO HUMANISTA CRISTIANO
Nos estamos enfrentando a un lento proceso, que lleva a pensar acerca de una despedida y posterior agonía de una propuesta cristiana de hacer política, que se va diluyendo cada minuto que pasa frente a nosotros. Despedida y agonía, la memoria va siendo dañada por el sistema capitalista neoliberal que va impregnando a la sociedad. La convicción que dio vida y fuerza popular a la organización política que abrazamos por su decisión de servir a través de la política basada en el humanismo con raíces cristianas, su teoría y práctica, va quedando postergada bajo una lógica y/o criterio oligárquico. Esta fuerza política inspirada en el humanismo cristiano, corrige implícitamente sus fundamentos básicos, ya no hablamos de justicia social sino de equidad, y avanza en consonancia con intereses individualistas y particulares de quienes dan vida al sistema; sistema que se fundamenta en intervenir todos los parámetros básicos que dinamizan la sociedad, la política, cultura, economía, propendiendo a la concentración de la riqueza y el poder político, conformando una plutocracia (gobierno de los ricos) y oligarquías que sustenta el poder político, alejándose de las raíces, del pueblo, del hombre y por último de la vocación de servicio.
Frente a este espacio que va socavando las raíces del pensamiento cristiano para actuar en política, que dice relación con el servicio a la comunidad; los cristianos en política convencidos de trabajar hacia un mundo distinto, nos debemos enfrentar a la desición de alcanzar un nuevo amanecer en la vocación de servicio propia de cristianos en política, entonces la interrogante es: ¿cómo hacerlo?, la respuesta es, simple resolución, recuperar las raíces que han sido la razón de existir para volver a plantear esa concepción revolucionaria, que nos propuso y entrega el cristianismo por más de 2000 años, para servir al hombre y la sociedad, basada en la búsqueda incesante de un mundo mejor que se va construyendo y avanzando por caminos difíciles, construyendo comunidad de hermanos donde todos y cada uno, tengan las mismas oportunidades y sean reconocidos en su condición de personas y de su innegable dignidad.
Enfrentado a esta disyuntiva, prefiero imaginar una ventana que queda abierta, y que deja pasar a través de ella rayos de luz y calor que van fortaleciendo los corazones de quienes sin tener el poder, tienen el convencimiento profundo y la osadía de mantener en alto, que la ruta del humanismo cristiano esta vigente para llevar la teoría a la practica real. Esto consiste trabajar junto a la comunidad de personas, con la capacidad de alzar la mirada por encima de un sistema que pide la reverencia de los hombres como el gran dios de la avaricia, la esclavitud del conocimiento, la falta de oportunidades y exclusivamente dedicados a generar riqueza y poder para los pocos que tienen mucho a costa de la mayoría que poco o nada tiene; está situación debe llevar a buscar razones para una acción política cristiana que se base en el desarrollo de la acción comunitaria y la revitalización de las microaldeas.
PORQUE UN CAMBIO SOCIAL, EN UN MODELO CAPITALISTA NEOLIBERAL
1. Porque, el implacable caminar del tiempo influye incesantemente en inéditas realidades de convivencia y complejos fenómenos sociales en los que se anidan nuevos valores y sensibilidades, nuevos desafíos y posibilidades para el trabajo comunitario.
2. Porque, las complejas y permanentes variables geografías sociales, reclaman modelos y referentes que amplíen las posibilidades de pensamiento y acción. Se requiere incorporar una mirada amplia y positiva, capaz de derivar en una práctica creativa, participativa y comprometida, con un mundo distinto, con posibilidades y oportunidades abiertas para todos.
3. Porque, es necesario recuperar el proyecto utópico socialista comunitario como la luz que guíe el pensamiento y la acción, que permite trascender los limites de la sociedad actual y el asfixiante clima neoliberal imperante; un proyecto utópico que presione y tense el orden social actual en múltiples frentes, donde se abrirán nuevos caminos para el cambio del sistema y conjuntamente alcanzar nuevos estándares del desarrollo del hombre y la comunidad.
4. Porque, es preciso el cambio de la ética de las relaciones actuales, apostando por una ética profunda, basada en el respeto y la libertad, personal y social, por una visión holística del mundo y por un nuevo estilo de desarrollo basado en la persona y su calidad de vida; calidad de vida donde las personas y la comunidad sean los conquistadores y actores principales de lo que se construye en un ámbito de solidaridad.
5. Porque, la práctica política debe partir de la concepción doctrinaria e ideológica cristiana de la sociedad y de cómo se relacionan las personas entre sí y su entorno. El nuevo camino de la política que propugna la ética consiste en abolir aquel tipo de poder oligárquico y mesiánico, que inmoviliza, domina y lleva a transgredir normas básicas de transparencia y probidad, que decide por los demás; es decir, restituir la participación y la lucha por una nueva solidaridad y por una mejor convivencia.
6. Porque, más allá de los estrechos confines que dibuja el discurso de la verdad científica y de lo establecido; podemos crear, a partir de la experiencia práctica cotidiana, aquel tipo de conocimiento que nosotros, las personas, decidamos y que haga del trabajo comunitario una herramienta crítica y de resistencia, con el objetivo de una transformación social, hacia la participación y la acción real en la desición del mundo que queremos.
7. Porque, la diversidad de prácticas comunitarias y sociales, reclaman volver nuestra mirada hacia una política humanista con acerbo cristiano, del detalle, debate y de la realidad, para recuperar los contextos sociales como los principales ámbitos de análisis y de acción. Es, en estos ámbitos locales de práctica, donde lejos de las abstracciones y las generalizaciones, y lejos de la teoría redundante que invita a inclinar la cabeza ante el poder desarrollado gracias al sistema, se realice una alianza con los procesos operativos de cambio real que se deben proponer, es decir, donde deban fluir las políticas públicas para el desarrollo de la sociedad.
8. Porque, necesitamos continuar emprendiendo nuevos caminos, con la diversidad existente en el mundo social, nuevos conocimientos de la mano de nuestra práctica sistematizada y compartida. Nuestro quehacer político, profesional, técnico y aquel adquirido por la experiencia práctica, es una bahía abierta a la reflexión interdisciplinaria, donde se renueven afectos, se acogen todas las voluntades que dará paso a miradas colectivas con renovados fundamentos para la acción.
9. Porque, sí somos capaces de trascender la fría racionalidad técnicista y mercantil, donde las personas son convertidas en un factor más de la economía siendo además desechables, podremos descubrir un territorio de libertad rebozante de posibilidades que reivindican la capacidad del trabajo comunitario, sólo entonces podremos ser testigos y actores de los cambios necesarios para una mejor convivencia, crecimiento y desarrollo.
10. Porque, la comunidad no es una abstracción o un ideal, sino una realidad practica haciéndose día a día y en permanente reconstrucción. La comunidad es una red tejiéndose y generadora de nuevas y productivas realidades. Esta comunidad no quiere seguir siendo la sombra del ayer o la superviviente del sistema, sino que ansia ser una realidad viva y actual que, desde el presente, apuesta por un futuro diferente ansiando poder reconstruir la base social y la sociedad civil, siendo actores en esta obra.
11. Porque, el capital social, derivado del tejido o redes sociales, de la reciprocidad y de la confianza asociada a ellas, hace más productiva la vida y más plena la convivencia. En los tiempos en que el capital y el tecnicismo mueve al mundo a favor de unos pocos, el reto es contribuir a generar esta otra riqueza inmaterial, invisible y silenciosa, que tiene la capacidad de provocar cambios reales y que se entiende a través de un lenguaje de vínculos, como el tacto, la proximidad y el compromiso cívico, a favor de los muchos.
12. Porque, es necesario recuperar el mundo de lo cotidiano como el universo privilegiado para la acción comunitaria, porque es en él donde se da la autentica interacción entre las personas y su medio, y donde nos acercamos a los verdaderos actores sociales, a sus vivencias y convivencias, para la construcción del mundo. Es donde se puede descubrir que lo que se ve pequeño, tiene rostro, no escatima la mirada, lucha y trabaja para reconstruir.
13. Porque, sólo es posible crear nuevos encuentros y realidades, a partir del hombre, la familia y la realidad comunitaria; capaces de ser extractores de todo el conocimiento, la creatividad y la potencia colectiva de las redes sociales. Es en el marco de los procesos comunitarios donde se va forjando la conquista de su propia competencia, autodeterminación y destino.
14. Porque, la práctica comunitaria abre nuevas perspectivas para la acción política basada en el servicio al hombre y a su comunidad. Una práctica radicalmente opuesta a todo racionalismo y ánimo de control, al interesado énfasis por lo único y lo particular. Nuestra acción comunitaria sintoniza plenamente con la recuperación de lo diverso y los afectos, de la crítica para construir abiertamente para el trabajo que nace del compromiso y de una práctica liberadora.
15. Porque, las ciudades son algo más que un trazado físico o geográfico contenido en vidas separadas y sujetos deambulando sin rumbo ni sentido. Las ciudades son construcciones humanas, espacios reales para el contacto y el intercambio. Las ciudades nacen a partir de los encuentros y de los deseos comunes pero, ante todo, de su capacidad para construir realidades y convivencias y un nuevo habitat.
16. Porque, la cultura local y comunitaria estimula y potencia la creación y la mejor articulación de oportunidades vitales y solidarias al servicio de la vida humana. Porque existe un estilo diferente y más humano de gestionar los espacios comunitarios; espacios de las personas, para las personas y con las personas, lo cuál se aleja de los espacios del poder, para el poder y con el poder, donde las personas no pasan de ser un instrumento más para fortalecer el sistema creado por unos pocos, y para beneficio de estos pocos.
17. Porque, las instituciones sociales y comunitarias, sólo pueden encontrar su verdadera razón de ser en la apertura y en la proximidad con su entorno, en la atención a lo cotidiano, en el dialogo y en la complicidad constante con la comunidad. Porque nuevos diseños organizativos, asociativos más flexibles y abiertos, basados en el diálogo constante con la comunidad, pueden hacer de lo complejo y de lo incierto un nuevo factor de progreso y desarrollo para los más.
18. Porque, desde nuestra organización política que tiene por objeto principal el servicio a la comunidad y el desarrollo del hombre, entendiendo al hombre como el centro del universo, los que tenemos un compromiso humanista cristiano, si bien estamos sujetos a limitantes y condicionantes en nuestra acción, también tenemos márgenes de maniobra y de libertad que son fuentes de influencia y de capacidades, siempre y cuando estemos dispuestos a gestionar estratégicamente la construcción de proyectos para avanzar hacia la sociedad que aspiramos.
19. Porque, el trabajo comunitario fortalece las bases de la sociedad, donde el hombre sujeto de historia puede ser dueño de su propio destino, y
20. Porque, un Nuevo Amanecer es posible.
Los Demócratas Cristianos, que estamos en la política para servir, nos acercamos a un fascinante universo de estímulos y posibilidades que podemos explorar como personas y como Humanistas y Cristianos. Ser actor en estos tiempos, es ser capaz de desenmarañar los múltiples hilos que se van entrecruzando hasta conformar la realidad actual; debemos adoptar una posición que nos permita comprender la realidad real y no la engañosa realidad que nos entrega el sistema, renunciando y denunciando lo que bloquea la búsqueda de significados.
El desafió en concreto, es intervenir en cada espacio de la realidad, de la sociedad y penetrar en lo cotidiano, evitando perdernos en las superestructuras parafernalicas que muestran el mundo irreal; erigirse en el referente, no de una minoría preocupada de su individual quehacer, sino de las grandes mayorías que buscan un futuro mejor. Esto nos impulsa a avanzar en una abierta y decidida militancia con testimonio, con deseos y esperanzas; para alcanzar la fuerza necesaria para lograr la capacidad de estar junto al pueblo o la sociedad civil, junto a la comunidad y el hombre, terminando con el conformismo, la tristeza, el aburrimiento, el egoísmo o los intereses individuales. Al contrario, necesitamos mentes abiertas, inventivas, perspicacia, ilusión, empeño, imaginación y plasmar la voluntad de servir en proyectos de acción innovadores que permitan un Partido Demócrata Cristiano decididamente distinto de lo que es hoy, trabajando por un Chile distinto a lo que se ha construido donde el pueblo sea el verdadero actor de esta obra.
Manuel Román J.
Militante San Miguel
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